El teatro es otra más de esas ‘enfermedades incurables’ que nos alegran el alma. Cada una de las personas que compone una compañía de teatro es como un germen activo dentro del grupo. Cuando todo apunta a que se ha perdido el equilibrio y la población está abocada al desahucio definitivo, siempre hay un ejemplar que, por mor de una especie de selección natural, sobrevive, negociando la calma en contra del normal pesimismo. Es el pájaro que sigue comiendo el grano del sembrado mientras que su bandada se bate en retirada al oído del primer disparo.
Simplemente porque les toca, o porque lo sienten, o porque tienen un cable cruzado, no se sabe bien por qué, permanecen. Y aunque presienten que se van a hundir con todo el equipo, resisten como esperando que un rayo los ilumine y les de poderes, hasta que, a causa de una suerte desconocida, encuentran la fuerza para dejar que sus compañeros caminen en la dirección contraria, dar media vuelta y mirar hacia el lado que les indica su corazón para más tarde invitarlos a volver, ya fuera de peligro.
Así es como Demontre Teatro resurge de los escombros. Solo vemos a cuatro más la directora sobre el escenario, pero hay otros muchos observando desde el lado oscuro del patio de butacas. Y es que para la reseña de esta decimocuarta jornada de la V Muestra, el espectáculo no está sólo en las tablas sino también en la grada, donde se conjugan las presencias de ASPIMIP y de la ‘vieja’ guardia de la compañía.
Un pequeño asesinato sin consecuencias está escrita por Jean-Pierre Martínez. Es una de esas comedias de pequeño enredo que más parece una chanza larga guionizada que una auténtica obra dramática. Sin embargo, tiene tintes que la hacen muy contemporánea, aspecto que es digno de admirar en un contexto tan costumbrista como al que nos tiene habituados el teatro aficionado. Al estilo de un teatro dramático contemporáneo, nos recuerda a las comedias españolas de los años setenta y ochenta.
La obra narra la venganza en forma de broma pesada que Juan dedica a su esposa Eva. Patricio, el mejor amigo de Juan, le confiesa que se ha acostado con Eva. Juan trama una estrategia para obtener la confesión de Eva simulando el asesinato involuntario de Patricio. Todo se complica cuando Cristina, la mujer de Patricio, llega a la casa de la pareja en busca de este.
La introducción sutil del elemento moderno de las citas a ciegas en el núcleo de la narración, la impostura bien justificada de las voces de los personajes Juan y Eva, y el cambio del final de la obra con respecto al guion original de Jean-Pierre, convierten tanto al trabajo de dirección como al de interpretación en un experimento bien ejecutado que funciona a la par que potencia el sentido realista de la dramaturgia, la ambientación aburguesada de la pareja protagonista, y el final de chanza que arranca la risotada del público como si del desenlace de un chiste bien contado se tratara.
Una parte de la recaudación fue destinada a la asociación ASPIMIP, cuya misión es “Contribuir desde el compromiso ético, con apoyos y oportunidades, a que cada persona con discapacidad intelectual o del desarrollo y que sus familias puedan llevar a cabo su proyecto de calidad de vida, así como promover su inclusión como ciudadanos de pleno derecho en una sociedad justa y solidaria”.
Para terminar, reiteramos nuestro apoyo al teatro y el agradecimiento a las personas que han hecho posible que Demontre Teatro siga haciendo lo que más le gusta. Cualquier esfuerzo en ese sentido es y será alentado siempre desde la FETAM. No en vano, el leitmotiv de nuestro PROYECTO 2020-2021 ES QUE NINGÚN GRUPO DESAPAREZCA. Ojalá la bandada se reagrupe pronto de nuevo. ¡Qué Demontre!… Muchas gracias, compañeros.
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