El acto creativo más difícil del mundo es quizás aquel que consiste en sustituir con la imaginación la memoria de lo que ya se ha vivido. Desprogramar el recuerdo de una vivencia para, según el Método, regenerarla en un acto de improvisación y estampillarla en una nueva representación que se convierta en algo ya definitivo: una “real fantasía” plasmada en papel, cinta, lienzo, pentagrama o caja negra.
Pero si complicado es realizarlo, más aún enunciarlo. Tal es la hazaña creativa de una excelente dramaturgia creada por Amaranta Osorio a partir de las experiencias personales de los miembros de la Compañía.
La obra narra el momento de cuatro hermanos que, tras el funeral de su madre, reviven algunos pasajes del pasado familiar y reconstruyen o encajan otros gracias al descubrimiento de nuevos datos.
La representación se apoya, nada más y nada menos, en la intervención de los muertos que se convierten en “el testimono vivo” del alma de las cartas y objetos que son fuente de la interacción de los cuatro hermanos. Por si fuera poco, otro escenario más le pone color verde bosque a la trama: la fantasía de la nieta de la madre que sueña con encontrar al unicornio del que tantas veces oyó hablar en forma de cuentos e historias por boca de su abuela.
Unicornios es, a lo contemporáneo, lo que una epopeya a la clásica Grecia. Es decir, una particular odisea de cuatro hermanos y una nieta que se enfrentan a los fantasmas de sus propias dudas y vergüenzas para, con la ayuda de seres fantásticos, encontrarse con sus, por qué no también, fantásticos parientes.
Generar tres ambientes tan diferentes sobre un mismo y único escenario requiere la participación material y humana de una producción a la altura de un gran espectáculo. La abundante musicalización de fondo y el uso de efectos especiales requieren, además, una atención especial y la perfecta sincronización y colocación de actores, entradas, salidas, pies y patas. El recientemente renovado y equipado centro cultural de Valdebernardo permite aproximarse técnicamente al objetivo.
Los trabajos de dirección escénica y técnica son encomiables, bien diseñados y precísamente planificados. En general, la interpretación de los trece (subrayado, trece) actores (uno de los cuales dobla personaje) está también a la altura de las circunstancias.
Saludo con baile, ovación final y público puesto en pie para agradecer el trabajo de un plantel tan numeroso que se escapa del plano de cámara.
Una gran idea, una brillante dramaturgia, y un equipo que arranca su espectáculo con mucha fuerza a pesar de hacerlo en el momento menos propicio para cuadrar los ensayos necesarios que permitan engranar a la perfección tantos elementos artísticos y técnicos.
V-MUESTRA-DE-TEATRO-AFICIONADO-DE-LA-COMUNIDAD-DE-MADRID.pdf
