El pasado domingo 16 de mayo LaTEAdeTRO puso en escena el dramedia KANAS.org en el imponente Auditorio Pilar Bardem, sito en Rivas- Vaciamadrid. Se trata de la octava representación que se enmarca en la V Muestra de Teatro Aficionado de Madrid.
En este caso, la dramaturgia escrita a dos manos por Cristina Santamaría Buendía y Victoria Alonso Feliz es la última de sus creativas producciones, a las que tan bien nos tiene acostumbrados este solvente equipo de actores amateur.
En esencia, KANAS.org narra las andanzas de un grupo de octogenarios y pensionistas. Su base de operaciones se ubica siempre en el mismo banco del parque. Allí se reúnen para ver cómo pasan sus días. Pero… tras la última bajada de las pensiones, la subida de precio de las medicinas y el alto coste de las residencias, deciden tomar cartas en el asunto e iniciar una lucha para combatir la indiferencia que acecha a su colectivo.
Resulta reconfortante que un equipo de siete actores, dirigidos con talento y sabiduría por Cristina Santamaría Buendía, se atreva a escenificar esta historia que se aproxima a los postulados sociales de nuestros días con tino, con elegancia, y mostrando al tiempo su compromiso histórico con los temas que más encienden a los españoles.
Una lucha que, de por sí, genera abiertos y pródigos debates sobre las circunstancias y modos de afrontar el texto. En este sentido, las autoras del trabajo -Victoria es además una de las actrices- muestran sin cortapisas su talento que se ve aupado por la calidad interpretativa de cada uno de sus integrantes. No es ésta una consideración baladí si tenemos en cuenta el peso que ha de soportar alguna de las actrices por su edad, próxima a la del mismo personaje que interpreta.
Por otro lado, y a partir de una puesta en escena gris, en el contexto de un mundo asfixiante y sin salidas, el dramedia se encuentra salpicado por sutiles toques de humor que rebajan la intensidad de la narración, por cierto bien dialogada. De hecho, buena parte del éxito de KANAS.org reside también en su espacio sonoro, en su diseño de iluminación, y en su esforzado trabajo de maquillaje y peluquería.
Ha de señalarse, también, el acierto que el montaje imprime a la composición plástica del conjunto: desde el foro donde se proyectan imágenes, pasando por la redonda coreografía que despliega el espectáculo, hasta los elocuentes créditos finales. Tal vez, por un lado la historia acusa algún altibajo debido a la aliteración de ideas sin otras aportaciones y, por otro, sobran algunos elementos estéticos que no suman al exitoso resultado final.
Queda pues una muy apetecible historia que pone en negro sobre blanco las desigualdades sociales imperantes -favorece un amplio debate sobre el asunto-, cuenta con un gran elenco y una afinada dirección.
José Luis Panero
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