Federico García Lorca nace en el seno de una familia acomodada de Fuente Vaqueros (Granada). Siendo estudiante, conoce a Manuel de Falla y más tarde a Antonio Machado. Y en 1919 se instala en la Residencia de Estudiantes de Madrid coincidiendo con multitud de literatos e intelectuales (incluido Dalí).
La Casa de Bernarda Alba fue escrita en la primavera de 1936, estrenándose en Buenos Aires en 1945. Fue la última obra de Federico García Lorca, ya que poco después, fue detenido y asesinado en Viznar, por ser liberal y homosexual.
Al igual que Bodas de Sangre, esta obra está basada en un hecho real. Concretamente, en la vida de una tal Frasquita Alba y sus hijas, cuya casa era colindante a la de los Lorca en Valderrubio (Granada).
La obra nos narra la historia de Bernarda Alba, que tras la muerte de su segundo marido, impone a sus cinco hijas, un luto riguroso y la reclusión en la casa familiar, que se convertiría en un infierno para ellas.
Ese encarcelamiento, en un clima sofocante, hace que afloren conflictos y pasiones escondidas, que llevarán a las cinco mujeres al borde de la desesperación. Y todo esto se acrecienta con la aparición de Pepe el Romano, pretendiente de Angustias, que a su vez enamora a Adela, y del que también se prenda Martirio.
La represión y autoritarismo de Bernarda Alba, hace que las hijas respondan de muy distintas maneras: desde la más sumisa y frustrante, a la más rebelde.
Siempre se ha dicho que esta obra muestra la Andalucía profunda. La opresión y el desprecio de los poderosos hacia los humildes.
Pero quizás hay mucho más: Lorca sufrió en sus carnes la represión sexual. Y con el encierro, al que están sometidas las hijas de Bernarda Alba, nos hace ver como el deseo carnal es tratado como pecado. Se condena a las mujeres que allí viven, a no ver hombre alguno… Y eso desencadenará la tragedia.
Para Bernarda, lo más importante son las apariencias: el qué dirán. Su honor está por encima de todo. Por eso, sacrifica su vida y la de sus hijas, sometiéndolas a una condena de soledad y tristeza.
Al final de la obra, Bernarda sigue pidiendo silencio a sus hijas y que guarden su dolor para ellas. Nada debe salir de esas blancas paredes, en las que seguirán enclaustradas y muriendo día a día, sin esperanzas, ni ilusión.
2024 JUL 07. VIII Muestra FETAM. Las Andanzas de Juan Rana
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