Programación de febrero

El Hombre de la flor
Para niñ@s a partir de 4 años

Vía Complutense, 19
Alcalá de Henares
www.salaxirgu.blogspot.com

FEBRERO-2018

Venta de entradas los miércoles y en taquilla desde una hora antes de la función

Domingo 4 de febrero, a las 12 h.
MANZANAS TRAIGO
El Hombre de la flor
Para niñ@s a partir de 4 años
En una ciudad triste y gris una serie de personajes representan el hastío y la incomunicación del día a día. Su vida monótona y aburrida da un giro radical cuando aparece el Hombre de la Flor, un anciano amable y colorido que dejará una huella en cada uno de los personajes, transformando la ciudad para siempre.

 Programación de febrero Margarita Xirgu

Sábado 10 y domingo 11 de febrero, a las 19,30 h.
DRAMÁKINA TEATRO
Historia de España en 70 minutos
Dramaturgia y dirección: Ernesto Filardi
Una divertidísima y vertiginosa comedia que repasa nuestra Historia con tanto humor como rigor, desde Atapuerca hasta nuestros días.

Sábado 17, a las 20 h.
ENCUENTRO cerca CANTAUTORXS
MARTA PLUMILLA
Imagine un atardecer en mitad del océano Atlántico, una mariposa sobre una flor, una luna llena sobre París… Pues bien, esto nada tiene que ver con ella. Más bien imagine un pelícano a caballito de una libélula saliendo a propulsión del agujero que una avestruz ha hecho en el suelo

Domingo 18, a las 12 h.
COLECTIVA CAOS
Me sobra la mochila
Para niñ@s de 5 a 12 años

El Teatro del grupo de Pamela Palenciano es una herramienta perfecta para promover una cultura de equidad, igualdad y buen trato entre niños y niñas y erradicar la desigualdad y violencia de género

Domingo 25, a las 12 h y a las 13 h.
TEATRO DE LA LUNA
El Pollo Pepe
Para niñ@s de 1 a 5 años
Como todos los niños y las niñas, Pepe quiere ser mayor, más alto, más grande. Y para eso, hace caso a su mamá y come mucho maíz, trigo, cebada… ¡Y ya está creciendo mucho! Lo que su mamá no sabe es lo que hace Pepe con sus patas largas, su pico grande y su barriga gorda cuando ella no lo ve. ¿Lo quieres ver tú?

MARTA PLUMILLA
A Marta Plumilla la he escuchado en directo tres veces, en escenarios muy distintos, en casa con Kali Panoa, en un local muy chiquito (seguramente un garito de mierda donde dan de beber sopa primigenia… o no, no sé) y en el escenario del Galileo. Y efectivamente concluyo que Marta Plumilla está un poco loca, o es bastante rara, o es que de su viaje a la luna, buscando bares y mares, todavía no ha regresado.
El concierto en la sala Galileo ha sido el fruto de pensar en alto durante cincuenta domingos, y allí estuvo con sus caballos ganadores, que son Andrés Sudón y Juan Fernández Fernández, y con una coreografía en la que participó la niña cerdita, la unicornio blanco (que no era el Unicornio Azul de Silvio) y la astronauta motorizada, amén de un niño de trapo.
Escucharla es entrar en una casa de muñecas o abrir el baúl de Pandora, el baúl de los sueños caprichosos o la casa que chorrea por sus paredes caracoles coloraos. Marta es, esencialmente, surrealista. Aunque a veces se escape con aires rancheros. Es tierna, graciosa, provocadora, carismática y siempre surrealista, surrealista del siglo veintiúnico, desde luego. Y única, genial, con personalidad arrebatadora, un personaje fantástico (en todos los juegos y aventuras).
Se muestra sorprendente e inteligentemente dubitativa, con una inocencia picara y canalla con la que demuestra todo su poderío. Allí, grande, en el escenario, desvaída y sospechosa de no se sabe qué amores ni qué humores. Y según va interpretando esas canciones mágicas, el espectador va comprobando como Marta Plumilla se inventa un nuevo sentido común.
Marta ha ido de la mano de Andrés Sudón durante un tiempo, pero ambos tienen personalidades poderosas, y la de Marta necesita todo el aire para ella, y Andrés sigue estando ahí, junto a Juan, para que ella crezca hasta el cielo y más allá, desde luego que con su indispensable sabiduría, por ejemplo. Marta es una artistaza cuyo único inconveniente es la sociedad para la que se inventa sus historias enloquecidas, un sociedad apresurada, mala, edulcorada con refrescos dulzones y televisiones pútridas, por eso tal vez no salga de los circuitos inti (de íntimos, sí señor) donde, la verdad, se la disfruta mejor, de cerca y en caliente de su monólogo interior.
Ad libitum. ¿Exagero?, ¿o no?
Mi vida en Marte y Chuparte un pie

Victor Claudín

malvadasardillas.wordpress.com/